Ciudad de Panamá, Panamá.– Familiares de las víctimas de la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989 realizaron este miércoles el sepultamiento de los restos de cuatro personas recuperados de fosas comunes, 35 años después de la intervención militar que marcó un capítulo oscuro en la historia del país. Los féretros fueron enterrados en un cementerio de la capital, en un acto cargado de simbolismo en un contexto de tensiones políticas relacionadas con la presencia de tropas estadounidenses en el país.

El acto de sepultura se produce en medio de un creciente debate sobre un reciente acuerdo firmado entre Panamá y Estados Unidos, que permitirá el despliegue de tropas estadounidenses en bases aeronavales cercanas al Canal de Panamá. Este acuerdo ha sido criticado por sectores de la oposición y activistas sociales, quienes lo consideran un retroceso a la época en que Panamá fue un objetivo militar de Washington.

La firma del acuerdo ocurre en un contexto de amenazas del presidente estadounidense Donald Trump, quien, basándose en la influencia de China sobre el canal, ha sugerido la posibilidad de “recuperarlo”. Estas palabras han revivido las memorias de la invasión del 20 de diciembre de 1989, cuando unos 25.000 soldados estadounidenses intervinieron para capturar al entonces presidente Manuel Antonio Noriega. Según cifras oficiales, la operación dejó al menos 500 muertos, aunque muchas organizaciones panameñas afirman que el número real fue mucho mayor.

“Muchos estamos dispuestos a defender el país, Trump está casi seguro de que va a lograr su objetivo y está muy alejado de la verdad”, afirmó Trinidad Ayola, líder de la asociación de víctimas de la invasión.

El proceso de exhumación y identificación de los restos de las víctimas de la invasión comenzó en 2020, cuando expertos forenses comenzaron a trabajar en las fosas comunes para ofrecer finalmente a las familias la oportunidad de rendir homenaje a sus seres queridos. “Gracias a quienes me ayudaron, ya Dios me permitió encontrar a mi hermano”, expresó Olivia Miranda, quien enterró los restos de su hermano Dídimo Miranda, uno de los fallecidos durante la invasión.

La recuperación y el enterramiento de estos restos son parte de un esfuerzo continuo para dar cierre a un capítulo doloroso de la historia de Panamá.