Columbus, Estados Unidos. El endurecimiento de las tarifas a productos importados desde China, impulsado por el presidente Donald Trump, ha provocado una crisis en el sector juguetero estadounidense. Josh Staph, director ejecutivo de Duncan Toys Company, confirmó que su empresa dejó de importar mercancía debido al nuevo arancel del 145 %, lo que podría generar escasez de productos en los próximos meses. “Todo se está paralizando”, afirmó.

La industria de los juguetes, valorada en 40.000 millones de dólares, depende en gran medida de la producción china. Según cifras oficiales, más de 13.000 millones de los 17.000 millones de dólares en juguetes importados en 2024 provinieron de ese país. Aunque las empresas diseñan sus productos localmente, la mayoría de los ensamblajes se realiza en China, donde existe una infraestructura especializada difícil de replicar en el corto plazo.

Las nuevas medidas han obligado a negocios como los de Rita Pin Ahrens a frenar compras, adelantar inventarios y asumir sobrecostos que van del 15 % al 25 %, con previsiones de llegar al 145 %. “Ha sido una auténtica pesadilla”, dijo. A esto se suman retrasos en envíos, dificultad de planificación y problemas de flujo de caja para pequeñas empresas del rubro, alertó The Toy Association, gremio que agrupa a fabricantes y distribuidores.

Industria advierte riesgo de estantes vacíos y alza de precios en Navidad

Los efectos de las restricciones ya se sienten en la cadena de abastecimiento para la temporada navideña. Duncan Toys indicó que los productos clave aún no han ingresado al país, lo que amenaza con vaciar los estantes de grandes minoristas como Target y Walmart. De continuar la situación, el precio al consumidor podría duplicarse o más, mientras el sector advierte que reubicar la producción en EE. UU. tomará años.

El aumento de los aranceles se dio de forma escalonada desde febrero, pasando del 10 % al 145 % en menos de tres meses, como parte de una estrategia comercial del gobierno estadounidense. Líderes del sector piden que se concedan exenciones, como ocurrió durante el primer mandato de Trump, argumentando que los juguetes son esenciales para el desarrollo infantil y no deben ser objeto de cargas fiscales tan elevadas.