Santo Domingo, República Dominicana.- Decenas de personas se congregaron la noche del jueves frente a las ruinas de la discoteca Jet Set, en Santo Domingo, para exigir justicia tras el colapso del techo del recinto que dejó 233 muertos el pasado 8 de abril, durante un concierto del reconocido merenguero Rubby Pérez, quien también falleció.

Rodeados de velas, flores y fotografías de las víctimas, familiares y ciudadanos levantaron pancartas con mensajes de indignación y duelo. “Justicia”, decía uno de los carteles colocados en la entrada del local, donde se ha instalado un monumento improvisado para recordar a los fallecidos. Entre las víctimas también figuran los exbeisbolistas Octavio Dotel y Tony Blanco.

“Queremos que se haga justicia, porque esto ha sido algo muy doloroso para todos nosotros”, expresó Fanny Martínez, quien perdió a su hermana y sobrina en la tragedia. Ambas habían asistido por primera vez a la discoteca esa noche. La familia de Martínez planea sumarse a las 38 demandas ya presentadas contra los propietarios del establecimiento.

El lugar permanece clausurado al público por orden de las autoridades, mientras continúan las investigaciones sobre las causas del colapso. Expertos concluyeron que el desplome fue provocado por una sobrecarga en la estructura edilicia, agravada por una deficiente fiscalización estatal.

El presidente Luis Abinader aseguró que se garantizará que “se haga justicia como tiene que hacerse justicia”. La tragedia, una de las más graves en la historia reciente del país, ha puesto en el foco la negligencia en los controles de seguridad en locales de entretenimiento.

En comparación, en 2023 una explosión en San Cristóbal dejó 38 muertos, y en 2005, un incendio en una cárcel de Higüey causó la muerte de 136 reclusos. La magnitud del colapso en Jet Set supera ampliamente esos eventos, marcando un antes y un después en la gestión de la seguridad estructural en la República Dominicana.